Antes de que el hermano mayor de uno de ellos los
introdujera a la música de Yes, los tres protagonistas de “La edad del rock androll” eran metaleros. Y Judas Priest se encontraba entre sus grupos favoritos. “Defenders
of the Faith”, álbum que la banda publicó en enero de 1984 y al que pertenece “Rock
Hard Ride Free”, desde luego lo escucharían una y mil veces en la sala de estar
de la casa de uno de ellos, durante aquel glorioso año de 1984. Presten
atención a los agudos que Rob Halford consigue en esta canción; sin duda su voz
está entre las mejores del género. O al menos eso piensan los tres
protagonistas de “La edad del rock and roll”. Supongo que a estas alturas,
algunos de los que hayan seguido mis entradas de los últimos catorce días, se
preguntarán por qué diablos hasta este momento no he mencionado de manera
explícita los nombres de los personajes de mi novela. Y procedo a responder
enseguida: pues porque he tejido una
especie de juego (ya lo dijo Cortázar, la literatura es un juego) alrededor de uno de esos tres nombres y el lector
tendrá el reto de descubrirlo antes de que sea mencionado por vez primera, cosa
que por supuesto sucede hacia mitad del libro.
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