viernes, 31 de agosto de 2007

La primera vez


¿Quién podría olvidar la primera vez?

Uno convertido en un manojo de nervios, con una ansiedad imposible de calmar, con las hormonas a millón; una mezcla de sensaciones nunca antes experimentadas, vividas, y lo que es peor, con tan poca información, o más bien información caótica, tergiversada, de lo que significa enfrentarnos a nuestra primera vez, a nuestro primer encuentro sexual.

Mi primera vez fue a los dieciséis. Esa edad cuando creemos saberlo todo y en realidad sabemos tan poco. Tuve la fortuna de que fuera con una mujer siete años mayor, incluso con un hijo de meses a cuestas. En el fondo quizá demasiado conservadora para mi curiosidad de entonces: yo quería verlo todo, probarlo todo, con la luz encendida; sin embargo, siempre me topaba con los límites que ella iba dibujando en la intimidad. Como era natural, yo terminaba accediendo a sus deseos, aunque fuera a costa de los míos. Incluido el de tener sexo a plena luz. Era tímida, con una ingenuidad que a veces me costaba creer que fuera verdadera, una mujer sin lugar a duda extraña. Pese a todo, ahora en la distancia, no puedo sino recordarla con profundo afecto.

No sé que vio ella en mí, nunca me atreví a preguntárselo durante los casi tres años que nos mantuvimos jugando a los amantes.

Pero ¿a cuenta de qué viene todo esto?

A cuenta de que las cosas parecieran haber cambiado poco en lo últimos veinticuatro años: pese a vivir en la era de la información, de las telecomunicaciones y la internet, en lo que se refiere a sexo, los adolescentes y jóvenes de hoy a veces se enfrentan a la misma desinformación, tergiversaciones, tabúes, en fin, al caos de veinticuatro años atrás.

En la excelente sección “Sexo sin tabú” de Vanesa Davies, en el diario El Nacional, leí el pasado miércoles lo siguiente: “A los 21 años, Mariana es virgen; no por falta de pretendientes, sino por temor a que resulte una experiencia dolorosa y traumática. Esto se debe a una educación represiva de la sexualidad, asociando el sexo como fuente de malestar, algo pecaminoso, deshonesto. En definitiva, mensajes negativos”. La anterior es la respuesta de la doctora Aminta Parra, de la Unidad de Terapia y Educación Sexual, a una inquietud manifestada, supongo, por una joven lectora de la sección de Davies. Más adelante se lee: “Con base a su experiencia clínica la especialista afirma que sólo 2 de cada 10 mujeres reporta placer o gratificación en su primera relación sexual; ‘es decir, a 80% le resulta una vivencia negativa, dolorosa, no satisfactoria’”. Y poco después: “Contrariamente a lo que se podría pensar, también se convierte en algo poco confortable para los hombres. ‘Puede ser doloroso. Puede haber sangramiento por penetrar de manera inadecuada una vagina seca, e inclusive por penetraciones fuertes a la vagina cerrada de la compañera sexual (quien también se encuentra ansiosa)’”.

En lo que a mí respecta, el sexo no puede ser sino una experiencia placentera para los amantes (en plural, porque pudieran ser más de dos en la misma cama, si así lo consienten los involucrados, desde luego), no el mecanismo natural de preservación de la especie, como quieren hacérnoslo ver algunas religiones (¿o todas?) y nuestros abuelos. Y para conseguir que el sexo se convierta en una experiencia de verdad placentera, no hay nada mejor que la información. Bien sea de primera mano, es decir, hablando sin tapujo con nuestra pareja de cama, o buscando información en fuentes adecuadas, expeditas, como libros o revistas especializadas.

Otra cosa fundamental que debería tenerse en cuenta es que los padres empiecen a hablar de sexo con sus hijos desde muy temprano. No esperar a que las hormonas de los muchachos se desboquen para hacerlo. Mientras mayor información tengan a su disposición sobre las relaciones sexuales, llegado el momento, enfrentarán con mayor responsabilidad y placer esa primera vez. Y por supuesto existirá menos posibilidades de que comentan errores o sean engañados.

Cuenta la leyenda que Napoleón Bonaparte solía decir: “contar con la información adecuada y oportuna equivale a tener ganado el 90% de una batalla”. En el caso que nos ocupa, no sólo estaríamos preparando a los muchachos a disfrutar de relaciones sexuales más placenteras y responsables, sino evitándoles embarazos no deseados y lo que pudiera ser mucho peor: enfermedades que no sólo podrían marcarlos para siempre, sino incluso costarles la vida.

martes, 28 de agosto de 2007

Premio Municipal de Teatro 2006-2007


Resultado Oficial de Ganadores del Premio Municipal de Teatro 2006-2007, que tuvo como jurado a:

Luis Alberto Rosas
Hernán Marcano
Costa Palamides
Edgard Moreno Uribe
Carlos Herrera

Mejor Producción:
Yo, Satán, Co-producción TET - Contrajuego

Mejor Dirección Premio “Carlos Giménez”:Juan José Martín por la obra Yo, Satán

Mejor obra de Teatro Académico:
Instituto Universitario de Teatro IUDET por Los Comparseros

Mejor Texto de autor Venezolano o Extranjero residente en el país “José Ignacio Cabrujas”:La Quinta Dayana de Elio Palencia

Mejor Actriz:
Elaiza Gil - Grupo Bagazos por su personaje de Dayana en La Quinta Dayana

Mejor Actor:
Germán Mendieta por sus personajes en Trastos viejos de la Fundación Rajatabla y De Especies de Xiomara Moreno Producciones

Mejor Actriz de Reparto:
Francis Romero por su personaje de la Madre en La Quinta Dayana, Grupo Bagazos

Mejor Actor de Reparto:
William Goite por su personaje en al obra Yo, Satán

Mejor Escenografía:
José Simón Escalona por la obra: La Celestina

Mejor Vestuario:
Fernando Calzadilla por Salieri
Mejor Música Original:
Nacho Huett por La Celestina y Tres, Grupo Theja

Mejor Musicalización:Dante Tulipano por la obra Las novias de Travolta

Mejor Iluminación:
José Jiménez por la obra Golpes a mi puerta

Mejor obra de Teatro Infantil:
Ópera en cuentos mínimos del grupo Encuadre Teatral y NM Producciones

Teatro de Títeres: Declarado Desierto

Teatro de calle: Declarado Desierto

Menciones Honoríficas:1.- Proyecto Crea Joven-Grupo Séptimo Piso
2.- Proyecto "Canal Lounge", Lecturas dramatizadas de textos de telenovelas.
3.- Gonzalo J. Camacho por 55 años de vida artística.

lunes, 20 de agosto de 2007

Ética vs. poder


¿Cuáles son los efectos del poder sobre la ética? ¿Puede llegar a doblegarla? ¿Hubo alguna vez ética donde el poder ha calado tan hondo, hasta los tuétanos, como quien dice, donde ha echado raíces tan profundas? ¿Qué tan ético es en realidad el poder?

Las anteriores son algunas de las preguntas que me hice luego de ver, en su primera temporada, el montaje que de la pieza de Antonio Álamo, Yo, Satán, realizara en noviembre pasado la gente del Centro de Creación Artística TET y del Teatro del Contrajuego.

Sin duda un espectáculo de gran calidad, con una dirección sobria, donde los detalles fueron rigurosamente cuidados (sobre todo iluminación, escenografía y vestuario); a la vez complejo y minimalista: complejo gracias al texto y minimalista por la puesta en escena. Una combinación no muy común pero que aquí ha funcionado a la perfección, que engancha al espectador y termina por impactarlo.

¿Qué sucedería si el Papa comienza a dar muestras de una crisis de fe? ¿Qué decisiones tomarían sus más cercanos colaboradores, tanto aquellos que lo quieren, que le son fieles, como aquellos que aspiran a ocupar su lugar? De aquí parte Álamo para tejer, con puntadas de maestro, un “thriller teológico o una comedia vaticana”, que para mí no es más que una comedia negra, inteligente, cargada de exquisitas ironías... en fin, una pieza muy bien escrita. El tema central de Yo, Satán es el poder y sus alrededores. Y Álamo ha escogido uno de los símbolos más antiguos y aceptados de poder para desarrollar su historia: el Vaticano. Pero igual pudo ser el Palacio de la Moncloa, la Casa Blanca, el Palacio de Miraflores o el edificio-casa matriz de cualquier corporación trasnacional. Esos centros donde quien no aprenda a adular, a postrarse ante el poder, a corromperse, a nadar como el mejor entre intrigas y conspiraciones, pocas opciones tiene de supervivencia. Y será aún peor si ese alguien alberga ambiciones, deseos de ascender y rodearse también de aduladores (y de enemigos, por supuesto).

El personaje principal, Gaspar Olivares, fraile y exorcista de la Orden de los Predicadores, sin ningún tipo de experiencia en los tejemanejes del poder, residente de los eslabones más bajos de la pirámide jerárquica eclesiástica, de pronto se ve involucrado en una conspiración de repercusiones dantescas en el Vaticano. Salir de ella lo mejor parado posible será su vía crucis particular. A propósito, las conversaciones de Gaspar Olivares con el Santo Padre no tienen desperdicio, son una absoluta delicia, de ellas se desprenden ácidas reflexiones cargadas de no menos ácidas verdades. Quizá sean los momentos más inteligentes e hilarantes de la pieza.

Con su obra, Álamo pareciera haber perforado una de las paredes de los muchos bunkers que el poder se ha edificado a lo largo y ancho del planeta. A través de esa abertura podemos fisgonear la cotidianidad de los poderosos, lo corrosivo de sus ambiciones y hasta dónde están dispuestos a llegar para conseguir sus objetivos. Lo irónico es que casi siempre, desde esas mismas instancias de poder, atravesadas por la descomposición, por innumerables corruptelas, se nos pretenda imponer paradigmas de comportamiento, de valores morales, en fin, de ética. Con el mayor cinismos, ciertos jerarcas se atreven a dictar cátedras de ética a sus seguidores sin reparar en sus propios comportamientos, o de las instituciones que representan, que van a contra corriente de lo que exponen en sus discursos.

Pero desde hace tiempo el cinismo anda desbocado por el mundo.

Ayer por la tarde volví a ver, en una nueva temporada, el Yo, Satán de Álamo en montaje del TET y Contrajuego. El elenco tuvo dos variantes: Alexander Leterni sustituye a Markel Méndez en el papel de Gaspar Olivares y Maiker Flores reemplaza a William Goite en la interpretación del pintoresco Arzobispo de Lusaka, Emmanuel Malama. El resto del elenco continúa siendo el mismo: Omar Gonzalo como el Papa; Guillermo Díaz Yuma como Cardenal Joseph Hacker; Ludwig Pineda como Cardenal Giusseppe Chiaramonti, Israel Moreno como Monseñor Luciano Vanini y Jesús Sosa como Monseñor Luigi Bruno. Todas las actuaciones son de primer nivel (por cuestiones de gusto, yo me quedo con el elenco de la temporada anterior), sin embargo, me gustaría destacar la irreverente interpretación que del Santo Padre hace Omar Gonzalo, una delicia visual y auditiva. La escenografía y vestuario corren por cuenta de Orlando Arocha. Todos bajo la dirección de Juan José Martín.

Para acrecentar la ironía, Yo, Satán se presenta en el Teatro Luis Peraza (Av. Universitaria, Valle Abajo), cuya sala se encuentra justo debajo de la Iglesia San Pedro. No podía ser de otra manera. Allí estará hasta el 2 de septiembre. Funciones viernes y sábado a las 7:00 pm y Domingos a las 6:00 pm. Telf: 662.36.33.

martes, 14 de agosto de 2007

Estreno de mi pieza “Mientras amanece”



"Tan segura está la muerte de su victoria, que nos da toda una vida de ventaja."
José Saramago

Con las actuaciones de David Villegas y William Escalante.
Dirección de Gonzalo Cubero.
Produce Teatro San Martín de Caracas/TextoTeatro

Viernes 24 de agosto.
8:00 pm
Teatro San Martín de Caracas.
Av. San Martín c/Pte. 9 de Diciembre, estación metro Artigas.
Telf. (212) 4512161/3772526

lunes, 13 de agosto de 2007

Para escribir telenovelas


Gabriela Piñero es una joven economista que ha decidido apostar por un ambicioso proyecto: producir telenovelas de calidad.

Para nadie es un secreto que a lo largo de los últimos quince o veinte años, la calidad de las telenovelas producidas en el país ha venido en franca desmejora; en picada, como quien dice. Todavía más si la comparamos con la de los dramáticos colombianos, por cuestiones geográficas, sus más cercanos competidores. Mientras las telenovelas colombianas han crecido enormemente durante este período, las nuestras han retrocedido casi en igual proporción.

“El objetivo es la promoción y formación de escritores que deseen escribir para la televisión. La idea es lograr que personas talentosas en el arte de escribir, se decidan a entrar en la industria de la televisión esperando que con esto logremos incrementar sus niveles de calidad”, dice Gabriela.

En la vía por conseguir su objetivo, Gabriela ha creado una productora independiente, La-gabiota Producciones C.A., a través de la cual ya ha materializado un par de iniciativas que buscan consolidar su proyecto: Canal Lounge, novedoso evento de lecturas dramatizadas de libretos de escritores emergentes —con la participación de conocidas actrices y actores de TV—, que hacen sentir al espectador como si estuviera en un estudio de grabación; y la Cátedra de Telenovela.

La cátedra de Telenovela es un ciclo de foros, en homenaje a José Ignacio Cabrujas, donde escritores, directores, productores, actrices, actores y editores de la industria hablan sobre la situación actual y las tendencias en la manera de hacer telenovelas. Las sesiones se realizan los terceros martes de cada mes y se prolongarán durante un año. La primera sesión, realizada el pasado mes de julio, contó con la participación de los escritores Sonia Chocrón, Luis Colmenares y Julio César Mármol. Los tres reflexionaron en torno al tema: “La telenovela: ¿Es realmente un género menor?”. La segunda sesión, cuya fecha es el 21 de agosto, lleva por título, “El remake: ¿garantía para el éxito?

El lugar de encuentro es en la Sala José Ignacio Cabrujas de la Fundación Chacao, ubicada en la avenida Francisco de Miranda con 3º avenida de Los Palos Grandes. C.C. El Parque. Nivel C1. Teléfonos: 286.4122 – 286.4468. A las 7:30 pm. La entrada es libre.

Y quienes tengan interés en contactar a Gabriela Piñero, aquí dejo la dirección de su correo electrónico: gpalvarez@hotmail.com

PS: A propósito, para los interesados, la experiencia del Canal Lounge se repetirá los días 31 de agosto y 1,7 y 8 de septiembre, en el Centro Cultural Chacao de El Rosal. Cuatro escritores emergentes estarán presentando los primeros capítulos de sus telenovelas: Hernán Marcano (La decisión de Raquel), Ramón Martínez (Súpermujeres), Ricardo Lorenzo (Sorángel) y Gabriela Piñero (El latido de creer). El valor de la entrada es de 59,900. bolívares.

lunes, 6 de agosto de 2007

Eso que en el fondo somos


La contradicción quizá sea uno de los atributos más representativos de los seres humanos.

Y siendo humanos, los escritores no escapan a ella.

No es común encontrar escritores que honren en la práctica lo que dicen en sus obras. Sobre todo si se trata de ensayistas.

Tal vez Susan Sontag podría ser catalogada entre esas rarezas.

La coherencia que mostró en vida con su obra, la hizo incómoda para muchos. Una verdadera piedra en el zapato. En especial para la sociedad que la vio nacer, crecer y desarrollar sus carreras de intelectual y activista de derechos humanos: los Estados Unidos de América.

En Ante el dolor de los demás (Alfaguara, 2003), entre otras tantas reflexiones, suelta la siguiente:

En la actualidad los pueblos que han sido víctimas quieren un museo de la memoria, un templo que albergue una narración completa, organizada cronológicamente e ilustrada de sus sufrimientos. Los armenios, por ejemplo, han reclamado durante mucho tiempo un museo en Washington que dé carácter institucional a la memoria del genocidio del pueblo armenio que perpetraron los turcos otomanos. Pero ¿por qué aún no existe, en la capital de la nación, que es una ciudad de abrumadora mayoría afroamericana, un Museo de la Historia de la Esclavitud? (...) Al parecer es un recuerdo cuya activación y creación son demasiado peligrosas para la estabilidad social. El Museo Conmemorativo del Holocausto y el previsto Museo y Monumento al Genocidio Armenio están dedicados a lo que no sucedió en Estados Unidos, así, la obra de la memoria no corre el riesgo de concitar una resentida población nacional contra la autoridad. Contar con un museo que haga la crónica del colosal crimen de la esclavitud africana en Estados Unidos de América sería reconocer que el mal se encontraba aquí. Los estadounidenses prefieren imaginar el mal que se encontraba allá, y del cual Estados Unidos —una nación única, sin dirigentes de probada malevolencia a lo largo de su historia— está exento. Que este país, como cualquier otro, tiene un pasado trágico no se aviene bien con la convicción fundadora, y aún todopoderosa, del carácter excepcional de Estados Unidos. El consenso nacional sobre la historia estadounidense, según el cual es una historia de progreso, constituye un nuevo marco para fotografías dolorosas: centra nuestra atención en los agravios, tanto aquí como en otros lugares, para los que Estados Unidos se tiene por solución o remedio.

Pero Sontag no sólo critica en su ensayo la consabida doble moral estadounidense, sino esa otra que también palpita con buena salud en el resto del mundo. Además, allí pone al descubierto nuestro morbo, nuestra indiferencia, nuestra falta de solidaridad, nuestra perversión, nuestra inhumanidad; en fin, eso que en el fondo somos.

A través de una breve historia de la fotografía de guerra, del impacto que produce la imagen en las retinas de los seres humanos, Sontag construye sus interrogantes, sus argumentos, su discurso, para al fin presentarnos su particular visión de eso que en el fondo somos... la verdad, nada alentadora.

Desde la guerra de Crimea y la de Secesión de Estados Unidos —entre “las primeras guerras importantes de las que los fotógrafos dieron cuenta”— pasando por las dos guerras mundiales, la guerra civil española, Vietnam, Camboya, Somalia hasta llegar a la guerra de los Balcanes, entre otras; así como la iconografía de sucesos que han conmocionado a la opinión pública mundial, como los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 en New York y Washington. Manipulación, odio, intolerancia, crueldad, indiferencia, injusticia, hipocresía se encuentran compactados en cada párrafo, en cada página de Ante el dolor de los demás. Mientras uno lee es imposible no pensar que el mundo estaría mucho mejor sin nosotros.

Por ejemplo, frente al hallazgo de una serie de fotografías de víctimas negras de linchamientos en pueblos marginales de Estados Unidos (entre 1890 y 1930), la autora escribe: “Las fotos se hicieron en calidad de recuerdos y algunas fueron convertidas en postales; más de unas cuantas muestran a espectadores sonrientes, probos ciudadanos y cristianos fieles como sin duda era el caso de la mayoría, los cuales posan ante una cámara con el fondo de un cuerpo desnudo, carbonizado y mutilado colgando de un árbol”. Cuadro que nos remite instantáneamente, un siglo después, a lo que soldados estadounidenses hicieron, ya no con cadáveres, sino con cuerpos de prisioneros torturados en Abu Ghraib. O los retratos que hacían de los prisioneros (acusados de “intelectuales” o “contrarrevolucionarios”) los Khmer Rouge, antes de ejecutarlos; costumbre, por cierto, copiada de la Unión Soviética del camarada Stalin. O lo que en la década del noventa solían hacer con sus enemigos los soldados serbios durante la guerra de Kosovo. Una práctica (fotografiar a sus víctimas) que, como se ve, no es exclusiva de una época o cultura. “Lo que es ‘bárbaro’ para uno es el ‘sólo estoy haciendo lo que hacen los demás’ para otros”.

Y quizá aquí se encuentre lo más terrible de todo: que personas en apariencia normales, comunes y corrientes, sean capaces de llegar a cometer las peores atrocidades a causa de la intolerancia. O simplemente aprobarlas, que quizá no suene igual pero que termina siempre siendo lo mismo.

¿Qué hacer entonces ante el dolor de los demás?

No basta con la compasión, nos dice Sontag. “La compasión es una emoción inestable. Necesita traducirse en acciones o se marchita”.

Esa es tal vez la gran interrogante que nos deja esta pequeña obra maestra que recién acabo de terminar y que ya he comenzado a releer.

*La imagen que acompaña al post pertenece a la serie de aguafuertes Los desastres de la guerra, de Goya, a los que Sontag, en varias oportunidades, hace referencia en su libro.

PS: La semana pasada, el gobierno de los Estados Unidos autorizó a empresas de ese país la venta por un monto de 59 millardos de dólares en armamento a sus aliados en el Golfo Pérsico, Egipto e Israel. “La locura que corre por el mundo da impulso a la industria de la defensa”, dice Jim Cramer, de la cadena CNBC. “Estos contratos no hay que verlos sólo como una ayuda a los países aliados en el Medio Oriente, sino como una ayuda a la industria local. El futuro se presenta brillante para este sector”.

miércoles, 1 de agosto de 2007

Cambalache


La gente de ReLectura está invitanado a un evento donde los asistentes podrán intercambiar esos libros que ya no desean seguir viendo en los anaqueles de sus bibliotecas.

A continuación la nota de prensa que me han hecho llegar:

Intercambio de libros: Martes 7 de agosto en Chacao
Te preguntas qué hacer con esos libros que no quieres tener más en tu biblioteca porque ya los leíste, no los vas a leer jamás o los tienes repetidos. El martes 7 de agosto, a las 7:00 pm, en el Centro Cultural Chacao, ReLectura invita a toda la comunidad lectora a nuestro primer intercambio de libros: ¡Cambalache! Trae lo que te sobra y encuentra lo que te falta.
Más información en el Foro, donde puedes ver las listas de libros que los foristas han enviado hasta el momento. Envía la tuya... haz tus reservaciones.
Para los interesados, aquí dejo el enlace a la página web de ReLectura, para que envíen sus listas y le echen un vistazo a las que ya han sido enviadas.