El cemento más seguro para una convivencia democrática es la existencia de una densa cultura política instalada en la piel de la gente, es decir, una cultura democrática que funciona ella misma como límite del conflicto.
En Venezuela estamos lejos de ese ideal. Pero podemos caminar en esa dirección echando abajo los poderosos obstáculos de la miseria y la exclusión cuya persistencia hace inviable cualquier idea de país.
Rigoberto Lanz
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