En su análisis del postotalitarismo, Vlacav Havel afirma que “el poder es prisionero de sus propias mentiras y, por tanto, tiene que estar diciendo continuamente falsedades. Falsedades sobre el pasado. Falsedades sobre el presente y sobre el futuro. Falsifica los datos estadísticos. Da a entender que no existe un aparato policíaco omnipotente y capaz de todo. Miente cuando dice que respeta los derechos humanos. Miente cuando dice que no persigue a nadie. Miente cuando dice que no tiene miedo. Miente cuando dice que no miente.
Havel señala que, en este tipo de sociedades, los individuos no están obligados a creer en todas estas mentiras, pero sí deben comportarse como si las creyeran. Deben, entonces, “vivir en la mentira”.
2 comentarios:
"Todo régimen tiene derecho a defenderse" dice otro postulado. Esto aplica para sistemas capitalistas y socialistas y para regímenes democráticos o dictatoriales.
En la vida común se llama matrimonio, familia, concubinato, club, asociación y, curiosamente, también aplica. El agua tibia, pues.
Y es que la vida es realmente "vivir la mentira"
La mentira, como el mal, se destruye a sí mismo.
Se corroe, se humilla y se hunde por el peso de su propio ser.
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