jueves, 22 de febrero de 2007

De vuelta al lugar de la fantasía


La fantasía era aquel lugar que solíamos visitar una y otra vez durante nuestra infancia para sustraernos de los peligros del mundo real. ¿Cuánta veces muchos de nosotros no inventamos un mundo paralelo, particular, para refugiarnos a jugar o a fantasear? Cuando las cosas no marchaban bien, o no resultaban lo que nosotros esperábamos, entonces corríamos hacia ese otro espacio cargados de anhelos y desesperación. Y allí sí que conseguíamos ser todo cuanto no podíamos ser en la realidad. Éramos valientes, nos enfrentábamos a los más grandes peligros sin vacilar y, lo mejor de todo, era que siempre salíamos victoriosos de aquellas aventuras. Allí no existía nada que pudiera resistirse a lo que nuestra imaginación exigiera. Éramos héroes cabalgando sobre un corcel blanco, atravesando interminables llanuras, para salvar o rescatar a alguien.

A ese maravilloso mundo Guillermo del Toro nos hace retornar en El laberinto del Fauno. Durante 112 minutos, Del Toro apuesta por revivir ese niño que todavía, muy de vez en vez, consigue revolverse en nuestro interior. Y lo consigue con una maestría que congela el aliento. No por casualidad una de las promociones de la película se refiere a ella como “un cuento de hadas para adultos”. Y no es para menos, porque a lo largo de la película se suceden escenas de violencia y crudeza logradas con tal nivel de claridad y calidad que nada tienen que envidiar a las grandes producciones del cine norteamericano.

El argumento es el siguiente: una niña de 13 años, llamada Ofelia (Ivana Baquero), viaja con su madre embarazada (Ariadna Gil) para encontrarse con lo que será, a partir de entonces, su hogar, un pueblo ubicado a la mitad de un bosque rodeado de montañas. Es el año 1944, a pesar de que la guerra civil española ha finalizado, todavía en las montañas se mantienen alzados algunos vestigios de la resistencia republicana. El capitán Vidal (Sergi López), nuevo esposo de la madre de Ofelia, ha sido destacado allí con un grupo de hombres para acabar con la resistencia. Cierta noche Ofelia encuentra las ruinas de un laberinto donde habita un fauno que le hace esta revelación: ella es en realidad una princesa, la última de su estirpe, a quien los suyos llevan mucho tiempo esperando. Para poder regresar a su mágico reino, Ofelia deberá enfrentarse a tres pruebas antes de la luna llena.

Dos historias que se alternan y entrelazan de manera extraordinaria para relatarnos las aventuras de Ofelia en sus dos mundos, el real y el que ha creado su rica imaginación estimulado por sus lecturas de cuentos de hadas. El laberinto del Fauno sorprende por su belleza, por el cuidado puesto en los detalles. Hay un equilibrio vital entre ambas historias y entre la sucesión de escenas cargadas de la violencia del mundo real y las inquietantes escenas de ese otro mundo creado por la imaginación de Ofelia, que a momentos pareciera tan real como el otro mundo, el verdadero, el que la niña se niega a aceptar por completo. Así como a través de las acciones de la pequeña Ofelia podemos apreciar la profunda riqueza, ingenuidad y ternura del mundo infantil, el capitán Vidal nos muestra la cara deforme de la maldad absoluta. Ambas actuaciones carecen de desperdicio, son de una solidez efectiva, monumental. Otros aspectos que valen ser resaltados son el maquillaje y los efectos especiales que le aportan a la película enorme verosimilitud. Ni hablar del trabajo de Del Toro como guionista y director.

El laberinto del Fauno hará que el espectador cabalgue de nuevo sobre sus viejas emociones, las que lo inundaban mientras recreaba su propio y particular mundo de ilusiones, por allá en los lejanos días de su infancia.

6 comentarios:

Juan Ramón Pérez dijo...

Es una lástima que "la fantasía era aquel lugar que solíamos visitar una y otra vez durante nuestra infancia para sustraernos de los peligros del mundo real" como bien dices. No he visto todavía la película porque Puerto la Cruz está inundada de "Rocky Balboa" y "Sin tetas...". Sin embargo, siempre es bueno hacer este "viaje" de retorno. Alguien dijo una vez que los "mente de pollo" eran más felices que los "normales" y que, por supuesto, vivian más. Por mi parte, siempre me compro un bulto grande de películas para niños (o de mucha fantasía) y las veo escondido de los "adultos" y del "qué dirán". De vez en cuando ganto un dinerillo en juguetes para mí y me atraganto de cotufas y caramelos. Bueno, vale la pena, ya le explicaré al médico el por qué de mis triglicéridos altos...

Vicente dijo...

No sé, vi el Laberinto y después de todo el tralalà no me dijo mucho. Es estéticamente impresionante, pero nunca me han atraido las peliculas con bichitos. Reconozco que es una excelente cinta, pero para mi la mejor apuesta, la mas innovadora y exploradora es "Children of Men" del genio de Cuaron. En Blogacine consigues un making of que te deja loco.
Saludos.

Víctor Vegas dijo...

juan ramón: a costa de que me digan como tu dices, “mente de pollo”, las películas infantiles por lo general están muy bien contadas... son una escuelita como quien dice... la presentación de personajes, de situaciones, el detonante, el conflicto, el clímax y la resolución son manejados con sabiduría de maestro... un buen ejemplo de maestros de este género son los estudios pixar. ahora mismo se me vienen a la mente toy story (y sus secuelas), bugs y buscando a nemo... y aunque no son propiamente películas de chamos, shrek y sus secuelas... todas ellas se caracterizan por tener guiones muy bien construidos.

Víctor Vegas dijo...

vicente: hemos coincidido anteriormente en otras películas pero aquí sí que divergimos de lo lindo... a mí por el contrario que a ti, “child of men”, no me gustó. a pesar de que reconozco que está bien hecha (hay dos grandes escenas como cuando emboscan al carro en aquel camino donde muere uno de los personajes y durante la batalla hacia el final en el campo de refugiados) a mí particularmente no me tocó ninguna fibra... dándole vueltas al porqué no me terminó de convencer, concluí que había sido cómo cuarón (“y tu mamá también” y “great expectations” me gustaron mucho más) trató el tema de los inmigrantes... sentí que en ocasiones llegó a rayar lo panfletario... esa fue una de las cosas que más me disgustó de la película. saludos.

Vicente dijo...

…Es que estar de acuerdo todo el tiempo sería aburrido, n’est-ce pas? Yo admiro varias cosas en “Children…” aunque el guión es bastante desastroso (no se entiende nada). Pero no sólo la cinematografía y las tomas cámara en mano que son geniales, sino la propuesta en sí: Que un mejicano tenga los cojones de lanzar una película así, de un futuro apocalíptico de un Irak globalizado, complejo y que pide bastante del espectador, es para mí sumamente respetable. Es facilista ir a Hollywood y hacer películas “Standard” que hacen plata y te traen el plebiscito del público. Pero ir para allá e intentar hacer algo nuevo y diferente, para mí es lo que distingue a los artistas del cine. De ahí que Aronofsky, por ejemplo, quien es otro de las pelis incomprensibles, sea uno de mis ídolos, más que todo en la actitud que en el “producto”. Saludos y te auguro éxito en las jornadas de narrativa urbana, por cierto.

Víctor Vegas dijo...

Muchas gracias por tus augurios, Vicente... y por pasearte por aquí de tanto en tanto y dejar huellas de tu paso... abrazos y seguimos en contacto.