martes, 6 de febrero de 2007

La reivindicación del fracaso


Imagínense una familia como ésta: un padre que ha creado una metodología en nueve pasos para ganadores y durante todo el día no para de hablar de ella (aunque no le funcione consigo mismo); una madre sobre cuyos hombros recae la responsabilidad de casa y que fuma a escondidas; un abuelo que consume cocaína y pornografía, sin ningún tipo de recato, y encima lo grita a los cuatro vientos; un tío intelectual, gay y depresivo que acaba de ser dado de alta de un hospital público tras un intento fallido de suicidio; un adolescente que odia a todos (menos a Nietzsche, a quien lee con devoción) y que lleva meses sin pronunciar una sola palabra; una pequeña que admira a las misses y sueña con coronarse en un certamen de belleza llamado Little Miss Sunshine.

Ahora, estimado lector, móntenlos a los seis en una furgoneta Volkswagen de los años setenta, con fallas en el croche y con rumbo a California, a más de mil kilómetros de distancia, al Little Miss Sunshine, donde la pequeña de casa, por un golpe de suerte, ha sido invitada a participar... ¿El resultado? Una road movie, una comedia negra con escenas del más genuino y corrosivo humor que se haya visto en pantalla (al más puro estilo de los hermanos Coen o los hermanos Farrelly), que mantendrá al espectador, de principio a fin, con la mandíbula batiente.

A partir de un guión sencillo (escrito por Michael Arndt), pero muy bien construido, cargado de exquisita ironía, Jonathan Dayton y Valerie Faris hacen su debut en el cine —aunque ya tenían larga experiencia dirigiendo en otros medios— y consiguen armar un estupendo alegado a favor del fracaso. Las actuaciones de los seis protagonistas son maravillosas, un himno al compromiso del actor con sus personajes y con su propia efectividad. No en vano el grupo de actores de esta película (Greg Kinnear, Toni Collette, Alan Arkin, Steve Carell, Paul Dano y la pequeña Abigail Breslin) fue escogido recientemente como el mejor elenco en la décima tercera entrega de los galardones del Sindicado de Actores de Estados Unidos (SAG), por encima de otros elencos como los de Babel y The departed.

Nuestra sociedad nos enseña desde pequeños a admirar e imitar a los exitosos, ¿pero no son acaso las historias de los fracasados las más atractivas, las más conmovedoras? ¿No son ellas las que acaban en las páginas de los libros, sobre las tablas de los teatros o en las pantallas de cine?

Para muestra, este delicioso botón titulado Little Miss Sunshine.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La película es buena, por lo menos tiene un humor en su estilo que me hizo reir, interesante el tema implícito de la aceptación de las personas de la familia, independientemente de sus formas de ser y de pensar.