Ya sea en la música o en la ficción, lo principal es el ritmo. Tu estilo tiene que tener un ritmo bueno, natural, firme, o la gente no va a seguir leyéndote. Aprendí la importancia del ritmo de la música, y especialmente del jazz. A continuación viene la melodía, que en literatura viene a ser un ordenamiento apropiado de las palabras para que vayan a la par del ritmo. Si las palabras se acomodan al ritmo de una manera suave y bella, uno no puede pedir más. Lo siguiente es la armonía; los sonidos mentales que sostienen las palabras. Luego viene la parte que más me gusta: la libre improvisación. A través de algún canal especial, la historia fluye libremente desde el interior. Todo lo que tengo que hacer es sumergirme en la corriente. Finalmente viene lo que quizá sea lo más importante de todo: esa elevación, esa emoción que uno experimenta al completar su “interpretación” y al sentir que ha alcanzado un lugar nuevo y significativo. Y si todo sale bien, uno consigue compartir esa sensación de elevación con sus lectores (su audiencia). Es una culminación maravillosa que no puede obtenerse de ninguna otra manera.
La música de las palabras
2 comentarios:
visto desde ese punto de vista... es cierto... primera visita... espero volver
Acabo de terminar de leer Tokio Blues (hace un par de días) y me desestructuró de tal forma que no me atrevo a entrarle a "Al sur de la frontera, al oeste del sol". No sé si tengo estómago en estos momentos. Pero cómo me tienta.
Murakami ciertamente, y será ya un lugar común decir esto, hace explícita en su narrativa la musicalidad de la que habla en el texto que citas. No me refiero, evidentemente, a sus innumerables referentes musicales, sino al ritmo interno de su prosa.
Como dijo alguien por ahí, en algún lado de la web, me voy a hacer un cd: Murakami BSO.
Saludos!
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